viernes, 22 de marzo de 2013

De ovejas, lobos y maldiciones...


“Una vez, nun sé por qué año foi… tudavía andaban las pesetas… pues teníamos nós aquí un puñín d’uvéas, n’a mía casa, un puñín d’uvéas, ya eiquí no pueblo había outras poucas más, ya tras taba la mía jefa a nome de las uvéas de to’l pueblo, porque pa cobrar las subvenciones teníamos que tener más de once. Entonces axuntáramoslas todas. Entonces un año puníase la mía, outro puníase un vecín y chegóu un día que dixo: «bueno, esto hay que parar, aquí tien que estar uno fijo pa las uvéas, si no, no andamos todos los años cambiando”. Entonces pusienon la mía con etsas.

Viene el lobo ya empezóu a matalas ahí enfrente, ya matalas, me cago en la puta que lu parió, venía igual a media mañana que a media tarde, ya nós dábamoslle voces, ya póis, ya las recobramos ya puxiéronos un guardia toda la semana a guardalas ahí n’una finca. Pero, claro, si viene el guardia, el lobo nun viene. Ya un día taba allí una muyer que todavía vive, que tenía dúas —la madre de la fía esa que ta ahí, en C— ya baxólas p’ahí pa debaxo la casa, donde están esas penas, ya taba la nublina piecha —era por la primavera—, ya subíu la de la chueca berrando…

—¿Dónde tienes las uvéas, M.?
Diz etsa:
—Metidas p’ahí pa las penas. Voy p’atsi a rozar ya guardalas.
Ya digo yo:
—Eiquí sube la de la chueca, l’outra matoútela el tsobu—, pero así en broma.

Y baxó pra ahí pra baixo ya, efectivamente, subieran unos potríus que había ahí a la vera del pueblo mismo, ya baxóu ya encontróu la otra uvéa a la vera del río, la uvéa tuvimos que baxar a la vera del río a buscála, lo que quedara d’etsa.

Ya vivían los guardias ahí en C, ya matáronnos los lobos nueve, ya un día fui you y dixenon:

—No podemos pagarle las uvejas porque las sus uvejas mataronlas los perros, porque ahí pa la fonte de B tiran la basura —n’aquel tiempo— y esos perros, bueno, crió una perra por ahí los perros y son los que mataron las uvejas y nosotros no podemos pagar.

Eran dos guardias.

Dixe: —Bueno, si son los perros, como dicen ustedes, permita Dios me pañe a mí el peor cáncer del mundo antes de un año, pero si son los lobos como digo you, Dios quiera que a ustedes dóus, los pañe el peor cáncer del mundo, ya además, el ocho de septiembre, doy mil duros a la Virgen del Acebo pa que lo pañen pronto.

Vengo por ahí pr'acó… yo sabía que era el lobo, ya oye, volví a la semana veniente ya había un guardia sólo ya taba sentáu ya tsevantóuse.

—Buenos días.
—Buenos días tenga usté.
Dice él: —Oiga, tien las uvejas aprobadas. Ya mandé los papeles pa Oviedo.
—¿De verdad?
—Sí, sí de verdad.
—Entonces, fuera el cáncer, que si no usté y el outro esta vez el cáncer lo pañaban. You tengo muita fe arriba porque nunca hice daño a naide ya con la fe, el cáncer lo pañaban.
—Ah, no, no, tienlas todas aprobadas. Quite el cáncer.”

(*) Esta historia está transcrita lo más fielmente posible de la grabación original. Supongo que habrá muchísimos errores ortográficos, así que si alguien desea corregirme será bienvenido.

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